poema palestino

Muin Basisu
Gaza, Palestina

A un turista

Perdón, señora. Ha venido cuando
Las manos de los poetas han sido cortadas.

¿Qué hay para vender en el Este?
a una turista vieja, que vino hace tiempo,
hemos vendido la tumba de Saladino
y la ciudad de Hittin.

Hemos vendido los jardines de Babel,
flores y capullos en los mercados del mundo,
hemos vendido los anillos y nuestros dedos
No nos queda más que las pirámides,
¡y qué pesadas son sus piedras!

La esfinge está herida,
morirá si no abandona esta tierra,
si no quita de su frente el cuchillo

Perdón, señora. Hemos vendido el último ataúd,
hemos arrojado al río el último tintero
y hemos degollado al último gallo que cantaba

No nos queda más que Dios,
que corre como un ciervo verde
perseguido por todos los perros de caza
y sus galopantes mentiras

le perseguiremos,
Cazaremos a Dios para usted.
Los que vendieron al poeta, señora,
venderán también a Dios

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